Un joven nervioso no dijo nada y decidió comunicarse mediante un repentino golpe por todo lo alto, en dirección a la nariz de Mace. Éste inclinó la cabeza con gravedad, cortés, como realizando una reverencia, y el puño del joven se rompió contra el hueso frontal del craneo afeitado de Mace. Por un momento consideró la posibilidad de transmitir al nervioso joven algún consejo amistoso sobre las virtudes de la paciencia, la no violencia y la conducta civilizada, o al menos una crítica comedida sobre lo torpe del puñetazo; pero el sufrimiento que se pintó en su rostro cuando se arrodilló, acunando los nudillos rotos, le recordó una de las máximas de Yoda: “Las mejores lecciones sin palabras se enseñan”. Así que Mace se limitó a encogerse, a modo de disculpa, y continuó andando.

Bad Ass.